De tus pies cansados y vagabundos
queda la huella en el portal temblando
y al frío de la limosna y la cerveza
derramada
se congela tu tristeza en una enorme
carcajada.
No sabes si el futuro es promesa, aire o fantasma
porque a cada paso ves cada vez más cerca
tu pasado
y entonces vuelven las sonrisas a arañarte el alma
y no entiendes por qué se ha ido
por qué la vida, puta vida,
se ha cobrado tan cara su jugada.