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domingo, 23 de enero de 2022

 Ao lonxe vexo

ao lonxe

mais non esquezo o que mirei

máis preto.

E por mirar vou descubrindo

o que é certo

o que non provoca incertidume

o máis sinxelo.

E así, mirando

a cada instante

un milímetro adiante

detendo os ollos

que descansen

que descubran

que se pechen paseniño

vou tratando de mirar

cada vez máis tempo

cada vez máis lonxe.

 

Nubes que ocultan engañan y agreden

con humo tan suave que la herida es invisible

leves los arañazos apenas se sienten

pero crecen y profundizan, se vuelven compleja maraña de vasos sanguíneos y pieles.


No puedo sostener lo que no puedo sentir

porque de sentirlo el dolor sería tan grande que se haría incompatible

con la vida


No puedo compartir lo que no sostengo

y se va llenando un vacío de silencio, de imágenes desconectadas, de lluvia invisible


Una lluvia que persistente nos va empapando

y nos hace sentir el frío de la nada, del desapego, de la rabia sin sentido

de la rabia tan sentida y desbocada


Esa rabia que no es nada y lo cubre todo

y provoca que los abrazos se evaporen y las palabras distorsionen todos sus significados.


Esa rabia que es dolor

por el daño sentido y por el provocado

por el recibido y el ocasionado.


Quiero deshacer la nube evaporando con tu risa sus gotículas

para que se deshagan en azules claros

los cielos que se nos han negado.


Quiero convertir la nube en un abrazo cálido

donde podamos confluir como almas nuevas

y aprender a amarnos desde lo más complejo a lo más humano.