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lunes, 21 de marzo de 2022

Lo siento

lo siento

lo siento

Lo siento y es pena

lo siento y es dolor

lo siento y es       disculpa

lo siento y es temor.

De mis entrañas nace un lo siento 

que se arrastra en mi laringe, entre mis labios y suena en mi voz.

Nace un lo siento que se hace vacío

hueco, que explota desde el alma como un suspiro

y se lame las heridas

y se mira profundo

y trata de recoger de sí, de su esencia, lo vital

lo que resulta tan difícil de descargar

porque se ha llenado de silencios

de nubes negras, de aguaceros, de charcos y fríos pavimentos

por donde no pasa nada

por donde no vaga nadie

por donde sólo está el hielo

por donde trato de no caer y donde me arrastro

para así no sentir el vértigo

no sentir la pena, ni el dolor

ni necesitar ser perdonada

donde por no existir

ni existe el miedo.

sábado, 12 de marzo de 2022

 

De las esquinas de tus acentos a las orillas de mi distancia

De los ecos de tus vacíos a las angustias de mis silencios.

Todo es barro, fango, CO2 y asfixia

y necesito delimitar al menos un espacio

libre

de acentos, de distancia, de vacío, de angustia, de silencio, de barro, de fango, de CO2 y asfixia

y vivir


 

Levantando alfombras

bajo unos andares lentos, precavidos

tratando de ojear resquicios

revisar lo sentido, lo soñado y lo vivido.


Hacer terapia es también

visitar tu infancia,

revivirla desde una mirada nueva

entregada al cuidado

y a la ternura

(al autocuidado

y la autoternura).

Visitar la infancia

es acoger como antes nadie

a la niña que has sido

y que te sigue habitando

bien calladita

mínimamente sosegada

jugando con sus espacios.


Ampliar los márgenes de su recreo

escucharla en sus sonidos

y en sus silencios

desmoldar sus sensaciones

y acogerlas en espacios nuevos

espacios cálidos, reconfortantes y reparadores.