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miércoles, 31 de agosto de 2011

La leve cercanía de tu silencio
me hace recordar que no estoy sola.
Entonces, voy desgranando
lentamente
mis sollozos y mis recuerdos.

Me ves triste
pero sólo puedes ver
lo que la tristeza viste,
pero no cómo desnuda el alma
y lo deja colgando,
como un trozo de tela descarnado
con los hilos de la nostalgia
desentrelazándose.

Puedes ver mis lágrimas
pero no cómo duele su desbordamiento
no la tensa fuerza
que aprieta el pecho
no el golpe de dolor
que es cada latido.

Puedes ver mi temblor
y notar la leve flojedad de mis piernas
pero no cómo fluye la sangre
a borbotones
como queriéndose escapar de este cuerpo
que más me valiera
estuviese muerto.

La tristeza me amarra fuerte y despiadada
aprieta mis dientes
humedece mis manos
me hunde en el silencio
y me apremia a huir
a desnudarme del aire en los pulmones.

Y cuando pienso que no puedo más
llegas tú, y me haces un hueco
en tu silencio
y me dices levemente
no estás sola
no estás sola.

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