Desplazando por las esquinas y los bordes
cada uno de los abismos que se nos abren
de manera que al desplazarlos se caigan y desintegren
y nos permitan volar sin red, sin paracaídas y sin temores.
Reconociendo en el calor húmedo y en la lentitud
el silencioso acorde que compuso la experiencia
lo vivido y lo no
lo sentido y lo no
lo deseado y lo no
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